Durante mucho tiempo, las mujeres han sido lamentablemente invisibles, sobretodo en las áreas STEM (sigla en inglés para Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, o bien Science, Technology, Engineering & Math), donde en reiteradas ocasiones sus trabajos no fueron reconocidos con el correspondido mérito e incluso, algunos fueron robados por sus colaboradores, sin darles el crédito a ellas y dejándolas a la sombra de logros que se volvieron ajenos.
Algo similar le ocurrió a Alice Ball.
Alice fue una química afroamericana, primera mujer en recibir un Master en la Universidad de Hawaii y también fue la primera mujer en ser profesora de química en la misma. Nació el 24 de julio de 1892 y falleció el 31 de diciembre de 1916.
A la edad de 23 años desarrolló un tratamiento para la lepra, una enfermedad que en aquel entonces tenía pocas posibilidades de recuperación y obligfaba a los enfermos a aislarse en el exilio.
El único tratamiento disponible era el aceite de chaulmoogra (aceite que proviene del árbol que lleva el mismo nombre y es oroginario de China e India), el cual era muy difícil de ingerir y muy grueso para inyectarse.
Mientras trabajaba como asistente de investigación en el Hospital Kalihi en Hawaii, Alice desarrolló un proceso para aislar los ésteres de etilo de los ácidos grasos en el aceite de chaulmoogra para que fuese inyectable. Finalmente, salvó innumerables vidas y se convirtió en el mejor tratamiento para la lepra hasta la década de 1940.
Desafortunadamente, ella murió antes de poder publicar los hallazgos de su trabajo. El presidente de la Universidad de Hawaii intentó reclamar la investigación como suya hasta que el ex supervisor de Alice Ball habló diciendo que era ella merecía el crédito por la inyección revolucionaria para su época que salvó tantas vidas.
Recién en el siglo XXI sus logros y aportes científicos fueron plenamente reconocidos, por lo que el gobernador de Hawaii declaró el 29 de febrero como el “Día de Alice Ball”.
- Carolina Pino Rojas