Antiguamente, cualquier acción realizada por mujeres que saliera del contexto de su rol de crianza, matrimonio y hogar, era prohibida, perseguida, censurada u opacada. Por muchos años, ni siquiera se consideró como algo importante enseñar a las niñas a leer y a escribir.
La literatura, sobre todo, era un terreno reservado exclusivamente a los hombres y en ningún caso las mujeres tenían el espacio ni las facilidades, para poder desarrollarse intelectualmente en algún área de interés.
Es en respuesta a ello que nacen las “anónimo” o los pseudónimos masculinizados, estas fueron las estrategias de valientes mujeres quienes desafiaron los convencionalismos y lograron ingeniárselas para poder publicar sus escritos, en un mundo en el que carecían de derechos.
Y es que “anónimo” fue la herramienta que emplearon un gran número de escritoras alrededor del mundo para hacer llegar sus voces al público, pero incluso más allá, también era una potente alternativa para evitar que fueran considerados “textos menores”, por el simple hecho de estar escritos por una mujer.
Un ejemplo de ello se dio en el Siglo XIX, las hermanas Brontë (Charlotte, Emily y Anne) escribieron sus primeras obras, incluida la mítica Cumbres borrascosas, bajo anónimo, luego utilizaron los seudónimos masculinos de Currer, Ellis y Acton Bell, para evitar los prejuicios de la época sobre la narrativa femenina.
Cuando por primera vez fue publicada Cumbres borrascosas, en 1847, como anónima, los críticos la calificaron como “poderosa y original”, y según la Biblioteca de la Rioja, los críticos destacaban que la obra debía provenir de “un escritor nuevo y prometedor, posiblemente de los grandes”. Sin embargo, en 1850, cuando salió a la venta la segunda edición del libro, esta vez revelando que la autora es Emily, lamentablemente la crítica cambió su juicio de «obra poderosa» y «realismo brutal» a «novela de amor distorsionada».
“Qué delicioso que sería convertirme en institutriz, salir al mundo, empezar una nueva vida, tomar mis propias decisiones, desarrollar las facultades que tenía sin usar, probar las capacidades que tengo y que no conozco, ganarme mi propio salario. No importaba lo que dijeran los demás, yo me veía perfectamente capacitada para la tarea”, decía en sus escritos Anne Brontë.
En 1878, Matilde Cherner dio un paso más y se atrevió a escribir cosas aún más polémicas, ella fue una intelectual de ideas progresistas, según la editorial Planeta de libros, tuvo una marcada libertad de pensamiento y no dudó en escribir sobre la educación de la mujer, su acceso a la universidad, la prostitución, la monarquía española, entre otros.
Sus libros están firmados bajo el seudónimo de Rafael Luna y su obra más famosa se titula Ocaso y aurora, la cual muestra las consecuencias de diversos acontecimientos históricos en la vida privada de los personajes, especialmente en los femeninos.
Así fue como en los años 1873 en adelante, las mujeres nobles pertenecientes a familias de estatus comenzaron a irrumpir en los estudios universitarios, de hecho, Elena Maseras, es considerada la primera mujer en el mundo que pudo titularse, y poco a poco más mujeres se fueron empoderando y abriéndose paso en carreras profesionales.
En la actualidad, se considera a la educación como algo fundamental para progresar como sociedad, y aunque lamentablemente en Chile aún la cuna donde naces te brinda distintas oportunidades, abriendo puertas mejores para quienes puedan pagarlas, la lucha por la igualdad de género y que las mujeres podamos tomarnos todos los espacios toma cada vez más fuerza y colectividad.
Ahora los desafíos son diferentes, y el adultocentrismo es uno de ellos, ya que reduce los espacios de expresión de niñas, jóvenes y adolescentes porque “son muy chicas para pensar estos temas”, “porque no entienden” o “porque les falta madurez”, es por ello que en Tremendas Columnistas decimos que no, y abrimos esta plataforma, no sólo para continuar el legado de mujeres como las hermanas Brontë, sino porque las niñas, adolescentes y jóvenes, muchas veces menospreciadas, nunca más volveremos a guardar silencio sobre ningún tema.
Consejos para buena escritura
Una columna de opinión muestra una visión personal, tuya y subjetiva de un tema que te interesa, es una reflexión totalmente interior. Sin embargo, eso no significa que no sea rigurosa o que contenga hechos falsos, falacias o acusaciones sin sustento.
Para hacer buenas columnas es importante que puedas justificar tus pensamientos y reflexiones con hechos, estos pueden ser ejemplos de casos de la vida real, estudios hechos por entidades o personas reconocidas (universidades, centros de estudio, encuestas), también puedes poner cifras, entre otros.
Es muy importante que antes de que empieces a escribir, tengas muy claro el objetivo que quieres lograr, lo que deseas que sientan o hagan tus lectores, por ejemplo: con mi columna quiero “que todas las mujeres se atrevan a escribir”, “quiero que la gente adopte más animales”, “quiero que la gente entienda por qué está mal la homofobia”, “que cuiden el medio ambiente”, “que las mujeres tengan más autoestima”.
Recuerda que todo texto se compone básicamente de una introducción, desarrollo y conclusión. La introducción es la que debe enganchar, debes decir algo potente o muy interesante que contenga la idea general de lo que quieres transmitir a los lectores, una muy buena forma de partir es con una cifra impactante, o con una anécdota personal.
Para el desarrollo, te recomiendo que hagas una “estructura” de las ideas, de esta forma, si pierdes el hilo o te estancas, puedes refrescar y recordar cuáles son las cosas que quieres decir, también sirve mucho si te tomarás más de un día en escribir, por ejemplo:
- Tema central: en la antigüedad las mujeres fuimos censuradas, por ello ahora no desperdiciaremos la oportunidad de escribir.
- Idea 1: Contar la historia y dar ejemplos de cuando las mujeres firmaban anónimo o con pseudónimo masculino.
- Idea 2: Narrar cómo nos fuimos empoderando.
- Idea 3: Concluir abordando que nunca más guardaremos silencio y la importancia de que nos hagamos oír.
Una vez hecha esta estructura general, puedes ir haciendo subcategorías con puntos que te gustaría abordar de cada idea, de esta forma, tu escrito queda ordenado y se entiende cómo va progresando tu reflexión desde el inicio hasta el final.
Ej:
- Idea 1: Contar la historia y dar ejemplos de cuando las mujeres firmaban anónimo o con pseudónimo masculino.
- Las hermanas Brontë
- Matilde Cherner
Si no estás segura de cómo se escribe una palabra, búscala en Google, la RAE o en un diccionario, la ortografía es fundamental para la credibilidad y que tus reflexiones inspiren confianza en quienes la lean.
Para escribir una conclusión vuelve a leer el tema central de tu columna y el objetivo que quieres lograr, de esta forma podrás redactarlo y verificar que no te hayas ido por las ramas en la parte del desarrollo.
Un párrafo = una idea. Nunca escribas un párrafo extremadamente largo que contenga más de una idea central, ya que las personas se cansan al leer y se confunden, es mejor ir de una en una cada idea y luego cruzarlas si es lo que buscas, en un párrafo dedicado a este cruce.
Lee tus párrafos en voz alta cuando termines de escribirlos, encontrarás los errores rápidamente, también puedes pedirle a alguna otra persona que lo lea, no le preguntes sólo su opinión general, Pregúntale directamente “¿qué entendiste?”, si te responde un resumen de tu texto, probablemente no captó la idea central. De esta forma, sabrás si el objetivo que te propusiste se cumplió.
El título es muy importante, intenta que sea llamativo, polémico o que contenga las ideas centrales de lo que vas a decir, por ejemplo, si pusiéramos “reflexiones sobre las mujeres y su dificultad para ser escritoras”, sólo una persona que de por sí esté interesada en ese tipo de temas, va a encontrarlo interesante y lo querrá leer, por eso hay que buscar conquistar hasta a la persona más desinteresada.
Finalmente, ¡escribe sobre lo que te apasiona! No te comas el cerebro pensando que debes hacer una obra maestra, escribe lo que quieres decirles a las demás personas, pon tu corazón en ello, como cuando le recomiendas a tus amigos una serie y tratas de convencerlos de que la vean. Entre más escribas mejor lo harás, lo único que debes cuestionarte es la ortografía, pero jamás tu capacidad o habilidad, porque hasta los más talentosos parten aprendiendo, y en Tremendas, yo misma y las demás, te ayudaremos a que escribas lo que más quieras.
Si quieres convertirte en una Tremenda Columnista, envía tu texto a través del siguiente formulario.