Conmoción han causado en estos días las noticias de nuestros países vecinos: en Argentina fueron encontrados unos audios donde un padre reconocía haber abusado sexualmente de su hija de seis años. Similarmente, en Brasil a otra pequeña de 10 años se le practicó un aborto hace no muchos días. Esta niña reconoció haber sido abusada por muchos años, pero no había denunciado a su violador, ya que éste la amenazaba con dañar a su familia.
Mas allá de hacer juicios en contra de la justicia, los cuales por supuesto que existen, quisiera elaborar en la siguiente idea: está nuestro sistema educacional aportando y prestando ayuda a estos menores.
El currículum chileno para primero básico contiene cuatro unidades anuales. La primera y segunda tienen relación con afectos y familia. El reconocimiento e identificación de prácticas y conductas protectoras y de autocuidado. Es probablemente, aquí donde deberíamos incluir la educación sexual, en el autocuidado de los menores y reconocimiento de afectos “debidos” e “indebidos”. El problema es que, aunque para un grupo la educación sexual es necesaria para así poder evitar situaciones de peligro, para otros la educación sexual para menores es una aberración. La educación sexual en Chile existe, a raíz de la ley 20.418 del 2010 que establece la necesidad de los establecimientos educacionales reconocidos por el estado deben incluir programas de educación sexual. El problema es que estos programas empiezan usualmente en la adolescencia, cuando ya para muchos casos, incluidos ejemplos como el de Brasil y Argentina, es tarde. Para muchos, nos resulta incuestionable la necesidad de promover la aplicación de programas de educación sexual de manera integral en los establecimientos escolares.
El objetivo no es enseñar el Kama Sutra infantil, para nada, el objetivo es ofrecer herramientas y conocimientos básicos a nuestros pequeños y pequeñas para que (ojalá que no) si esto les llega a pasar puedan reconocer la situación, sepan donde buscar ayuda, sepan que no es un juego al que están siendo expuestos. El abuso a menores es algo que no debería nunca suceder, ni ayer, ni hoy ni mañana. Y si bien, siempre el victimario es el culpable, debemos dar seguridad a las víctimas en su posible denuncia. Si nuestras niñas y niños no saben diferenciar un pene de un dulce, de un chupete o de un helado, no estamos haciendo nuestro trabajo como adultos, como profesores, padres, madres, tías, tíos y abuelos.
Sugerencias para la educación sexual en casa:
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Llame las partes del cuerpo por su nombre: pene, vagina, senos, etc.
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No dejemos la educación sexual solo a la escuela. Hablemos del tema en el hogar.
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La educación sexual debe incluir la felicidad de nuestros hijos, donde ellos se acepten y expresen su sexualidad libremente.
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No espere a que sus hijos pregunten: Hay muchos niños que no preguntan.
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Hay que estar dispuestos a dialogar y a sentirse incómodos cuando se tratan estos temas con sus hija/os.
El jueves 20 de agosto se iniciaba una votación de indicaciones al proyecto de ley que establece bases generales para la educación sexual y afectiva de niños, niñas y adolescentes en establecimientos educacionales (Boletín N° 12.955-04). Cabe destacar que entre los principales aportes al proyecto de ley está la educación sexual desde la educación parvularia, gradual y adecuada para cada etapa del desarrollo.
Carla Tapia
EFL Teacher- Universidad del BioBio, Chile
Master of Education- Monash University, Australia
PhD student- Griffith University, Australia