Por Violeta Ovalle para BioBio Chile
Vivimos en un mundo adultocentrista que nos prepara desde los inicios de nuestra vida para ser adultos. “¿Qué quieres ser cuándo grande?”, escuchamos siempre. Y es que pareciera que todo lo que va antes de esto no es muy relevante.
Sin embargo, de acuerdo con un sondeo de UN Youth en 2022, casi un 70% de los encuestados siente que la opinión de los jóvenes debería recibir más atención.
En este Día del Alumno, me gustaría decir que soy una fiel creyente de que deberíamos permitir que los y las jóvenes sean dueños de sus propias experiencias y éstas sean escuchadas sin cuestionar.
Con la cabeza en alto
Como joven y activista, he sentido invalidada mi opinión muchas veces, precisamente por ser menor de edad.
Ante esto, lo único que logro hacer para manejar la frustración es continuar con la cabeza en alto y no detenerme hasta ser escuchada. Probablemente, algunos adultos no nos toman en serio por la edad que tenemos, quienes la relacionan con ingenuidad o falta de conocimiento. Esto es una tremenda equivocación.
Es un hecho que los líderes más conocidos generalmente son adultos, hombres y blancos. De todos los parlamentos del mundo, el 37% no tiene un solo miembro menor de 30 años, y menos del 1% de estos parlamentarios son mujeres (UN Youth, 2022). Así, de los millones de jóvenes alrededor del mundo que buscan generar un cambio, sólo un porcentaje menor es incluido en las instancias de incidencia pública.
– Violeta Ovalle. Tremendas
“Guiados por nuestras emociones”
El año pasado, la Fundación Tremendas preguntó a más de 4 mil niñas si se sintieron incluidas en el proceso constituyente que se vivió en Chile, y 7 de cada 10 dijo que no. Esto es una demostración más de que, en muchas ocasiones, se subestima el poder de la juventud, ya sea porque creen que no tenemos suficiente experiencia o porque somos muy “guiados por nuestras emociones”. Pero, ¿por qué eso tiene que ser algo malo?
Desde Tremendas creemos firmemente en que el liderazgo apela fundamentalmente a las emociones de las personas, las cuales pueden tener una gran incidencia en lograr una transformación sistémica. Además, estamos convencidas de que mientras más voces se unen, más presión existe para lograr cambios sociales. Y, ¿quién hace más ruido que la juventud?
El futuro está en manos de los más jóvenes, pero también lo está el presente. Debemos redefinir la relación entre liderazgo y juventud.
En este camino, es mi responsabilidad como pequeña líder realizar un cambio para que se nos incluya a futuro. Para lograrlo, se hace urgente propiciar un sistema educativo que incite a los jóvenes a manejar sus emociones de manera positiva, a no bajar la cabeza frente a la adversidad y mostrar el poder que podemos llegar a tener.