Hoy, 13 de enero, se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, enfermedad que se ha visto severamente incrementada en el último año a causa de la pandemia por Covid-19. Pese a eso, siempre ha estado presente en nuestras vidas. Pero, ¿sabemos realmente qué es? ¿Cuáles son sus causas y/o síntomas? ¿Cómo podemos superarla?
Por: Fernanda González y María Javiera Pérez
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es un trastorno mental frecuente que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo. Esta enfermedad se caracteriza por la presencia de tristeza, decaimiento, pérdida del interés, sentimientos de culpa, falta de concentración y trastornos del sueño y/o del apetito.
La depresión puede ser un problema grave de salud, convirtiéndose en una enfermedad crónica o recurrente que puede causar dificultades en el trabajo, escuela y ámbito familiar. En el peor de los casos puede llevar al suicidio. Según datos de la OMS en 2020, cada año se suicidan cerca de 800 mil personas, y esta es la segunda causa de muerte en el grupo etario de 15 a 29 años.
¿Por qué surge la depresión?
La depresión puede surgir y expresarse de diversas maneras según cada persona que la presente. Sin embargo, pueden existir factores que inciden en ella. Frente a esto, Javiera Rosell psicóloga, especialista en Psicogerontología, académica y coordinadora del programa adulto mayor de la Universidad Católica, en conversación con Tremendas, establece que el contexto social, las vivencias y los cambios biológicos son perspectivas a considerar, ya que están presentes en la vida del ser humano.
Además, la psicóloga clínica en CANAD y Centro de Vida Saludable de la Universidad de Concepción, Marcia Stuardo, explica que la depresión afecta principalmente en cómo la persona va internalizando su realidad. También, la sintomatología es algo repetitivo. Marcia cuenta que, si bien, hay cambios de ánimo, la pérdida de interés es la más frecuente, ya que la persona deja de hacer cosas que antes disfrutaba y la energía se reduce, en algunos casos es tanto, que se aíslan de los demás por la falta de interés.
Prejuicios y cuestionamientos
Muchas veces esta enfermedad es invisibilizada y no es tratada a tiempo, dados los prejuicios en torno al cuidado de la salud mental. Stuardo, afirma que uno de los principales prejuicios que existen en Chile, es que para ir al psicólogo debes estar “loco”. Para ella, hay que eliminar ese contexto,incluso “cuando les digo a mis pacientes que van a tener que acudir también a un psiquiatra, su respuesta automática es “¿estoy tan mal?” y les explico que no se trata de estar mal, sino de tratar de estabilizar su estado de ánimo”.
Luchar contra el estigma y el camino a la recuperación
Frente a los estigmas, el miedo al qué dirán y las percepciones negativas de la atención psicológica y psiquiátrica, Rosell establece la importancia de estar informados acerca de las enfermedades de salud mental. De esta forma, el entorno entiende cómo actuar y ayudar a una persona que presenta estos cuadros. “ Al estar estos prejuicios, a veces uno escucha a personas que no comprenden cómo su familiar no tiene energía. Eso tiene que ver con el desconocimiento de lo que realmente es la depresión”, comenta.
La psicoterapia es uno de los métodos más recomendados por las expertas. Sin embargo, existen acciones complementarias y que el entorno puede realizar a diario en ayuda de una persona que presenta un cuadro depresivo. “En esos casos es importante promover una buena comunicación. Hablar de los temas y darle entender a la otra persona que en realidad estamos ahí para ayudarlos desde el acompañamiento y el no juicio”, afirma Stuardo. Además, la psicóloga comenta que si tu cercano no tiene interés en asistir a terapia, es importante crear instancias de diálogo para sacarlo del estado en el que está, promoviendo la concientización y la búsqueda de ayuda en especialistas.
Otra arista importante es el autocuidado: crear espacios gratificantes y que enfaticen el conocimiento. Para Rosell, estas instancias pueden estar presentes entre la familia, amigos y trabajo, pues “al validar la importancia de la salud mental vamos a entender la importancia de nuestros espacios de autocuidado. El poder conversar y transmitir lo que nos está pasando y lo que uno está sintiendo”, establece.
Además, Javiera resalta la necesidad de esto sobre todo en el contexto de incertidumbre de la pandemia, y afirma que el autocuidado no sólo nos motiva a expresar lo que sentimos, sino que también sirve para compartir experiencias, ver que no soy la única persona que está pasando por algo y que juntos se pueden realizar redes de apoyo.
Muchas veces estos espacios se ven como una pérdida de tiempo y es aquí donde se encuentra el desafío de promover el cuidado de nosotros mismos y crear instancias de bienestar. “Conversar es muy terapéutico y no debo sentirme enjuiciado por lo que tengo dentro y deseo sacar. Que no me digan que está mal porque es mi realidad”, recalca la psicóloga Marcia.
Identificar estos síntomas o sentimientos es muy importante. No hay que pasar por alto lo que sucede: “tratar de no invalidar lo que nos pasa y conversar. Expresar que está bien el cómo nos sentimos, que no siempre me voy a sentir bien y ver que estoy haciendo respecto a eso y qué necesito hoy para sentirme mejor”, finaliza la especialista.