Via Mujeres Bacanas
En 2019, cuando tenía 15 años, Julieta Martínez creó la plataforma Tremendas, para conectar a quienes como ella están buscando de manera activa mejorar el mundo; la idea es visibilizar y unir a “jóvenes que usan sus talentos para apoyar causas de impacto social”. Ya era para entonces una destacada activista, y se convertía en emprendedora social. En la prensa a veces se la conoce como “la Greta Thunberg chilena”, pero Julieta dice que hay muchas Gretas, muchas Sofías, Julietas o Marías como ella, movilizándose para atacar los problemas del globo.
Tenía diez años cuando fue a una marcha con su familia para pedir que las bombas para diabéticos fueran parte del plan AUGE; ella es insulina dependiente desde muy niña, y reflexionó entonces que mientras su familia podía costearle ese tratamiento, muchos otros niños no podían contar con ese privilegio. Comenzó a interesarse por el activismo social, y apoyada por su madre, fue al evento de innovación Fiis, donde vio charlas que la apasionaron. Se decidió a pasar a la acción.
Julieta se convirtió en 2018 en embajadora de la Fundación Ashoka, una organización internacional que promueve el emprendimiento social. Creó Tremendas, que tiene como punto de partida congregar a jóvenes como ella a trabajar por los objetivos de desarrollo sostenible identificados por la ONU, y que van desde la educación de calidad, el fin del hambre, ciudades sostenibles o igualdad de género. Hacen activaciones y charlas para hacer escuchar su voz, y unir a más de su generación a participar en los cambios que necesita el mundo.
Julieta fue elegida para viajar a Madrid a la Cop25, donde fue una de cuatro jóvenes oradoras en la charla “Acción para el Empoderamiento Climático”. “Mostremos que nuestras acciones están alineadas a nuestros discursos, mostremos dónde estamos. La crisis ambiental es también una crisis social y la justicia social define nuestra dignidad, humanidad y, por supuesto, esperanza”, dijo en su discurso.