La salud mental es un tema que, aunque ha ganado visibilidad en los últimos años, sigue siendo una preocupación profundamente arraigada en todas las culturas del mundo. Podríamos exponer un sinfín de cifras alarmantes —las que solo lograrían preocupar más a los interesados por el tema— y que de paso, sirven de argumento para aquellos que consideran los desafíos mentales una muestra de debilidad y por
tanto, nos tildan como una generación de “cristal”. Pero más allá de los números, son pocas las personas que se detienen a ver la salud mental como algo más profundo que un diagnóstico o una etiqueta. A continuación te comentamos algunos de los factores que como jóvenes consideramos que son un detonante importante en el desgaste de la salud mental.
Salud mental desde la infancia
¿Sabías que… Cuando cuidamos a las infancias, también cuidamos de la salud mental? Pocas personas se dan cuenta, pero los trastornos de salud mental pueden relacionarse a sucesos de la infancia. Un ejemplo es la soledad que algunos niños enfrentan. Esta soledad puede manifestarse tanto en sus hogares como en centros educacionales. No es culpa de los padres tener que trabajar, al contrario, es una necesidad para cerciorarse que a sus hijos nunca les faltará un recurso básico o incluso para poder regalonearlos de vez en cuando, con un juguete, un helado o un paseo de fin de semana.
Desafortunadamente, no siempre se cuenta con una red de apoyo, por lo que algunos menores deben pasar extensas jornadas en sus colegios, en talleres extracurriculares o en los denominados after school. Es importante tener en consideración que cada contexto es distinto, sin embargo los prejuicios sociales no hacen distinción. Es de gran conocimiento la frase “la paternidad no viene con un manual”, lo que es muy cierto. A nadie le enseñan a ser padre o madre, y tampoco hay una forma correcta de serlo, cada familia da lo mejor de sí respecto a la crianza.
Por otro lado, el estudio «Loneliness and mental health in children and adolescents with pre‐existing mental health problems: A rapid systematic review» publicado en el British Journal of Clinical Psychology, realizó una revisión sistemática para comprender la relación entre la soledad y los problemas de salud mental en niños, observando que la soledad en la infancia y adolescencia se correlaciona con un aumento en la gravedad de la depresión y la ansiedad, y con la severidad de futuros problemas de salud mental hasta tres años después (Hards, Plant & Vostanis, 2022). Esto confirma que la constante soledad en la infancia, puede dejar marcas significativas a nivel emocional y mental de los menores.
La soledad y la autoexigencia en las niñeces
De la misma manera, hay otros factores que impactan en las niñeces y su experiencia con la soledad. Los colegios, por ejemplo, ¿están realmente preparados para brindar apoyo psicológico y emocional a cada estudiante? Puede que algunos sí lo estén, pero no tienen un equipo muy grande para abarcar a cada menor. Como consecuencia, algunos niños presentan problemas a la hora de comunicar sus sentimientos, generando otra barrera más entre las juventudes y los métodos de ayuda. Esta desconexión se extiende a lo largo de la vida, se acumula con el tiempo y genera una bola de nieve que incrementa la vulnerabilidad a desarrollar trastornos psicológicos más profundos.
La desconexión emocional que inicia en la infancia suele no desaparecer con el tiempo, al contrario, muchas veces se transforma. Lo que antes se podía ver como dificultad para expresar emociones, en la adolescencia puede manifestarse como una constante necesidad de validación interna y externa. Surge una búsqueda de aprobación —sentirse escuchado, visto, aceptado— que en muchas ocasiones se canaliza a través de la autoexigencia en el ámbito académico, la que funciona como una manera de “gestionar” lo que no se habla.
En un sistema que premia las altas calificaciones y el rendimiento académico comienza a ser un instrumento que mide el valor personal, la autoexigencia se disfraza de motivación. Lo que parece disciplina muchas veces es miedo a fallar, a decepcionar, a no ser suficiente.
La autoexigencia académica —y la baja autoestima que suele traer como consecuencia— es más común de lo que te imaginas. La sociedad nos ha vendido la autoexigencia como una virtud, como algo que debemos admirar: estudiantes “ejemplares”, responsables, comprometidos, con prioridades claras. Pero detrás de esas conductas muchas veces hay una presión interna insostenible. Lo que no se logra se convierte en frustración; lo que se logra nunca es suficiente.
Investigaciones recientes de la Universidad Gabriela Mistral (2022) muestran que la motivación intrínseca, es decir, el interés genuino por aprender, se ve afectada cuando los alumnos priorizan la motivación extrínseca: calificaciones, premios o aprobación externa. La consecuencia puede ser una baja autoestima y un bienestar psicológico deteriorado, lo que disminuye la capacidad de aprendizaje y genera constante estrés.
Cansancio en las niñas y juventudes
En la actualidad se valora la productividad, se aplaude el perfeccionismo y se normaliza el agotamiento. Seguramente todas/os hemos escuchado frases como: “Así son los estudios”, “hay que sacrificarse”, “después tendrás tiempo de descansar”, “se esfuerza tanto, casi no duerme”, etc. las que refuerzan la idea de que para merecer algo hay que pasarlo mal, desgastarse y tomar un ritmo de vida poco saludable.
El cansancio a diario, la culpa por no rendir, la ansiedad antes de dormir, la dificultad para concentrarse o el aislamiento, son señales de alerta que no se deben ignorar. La autoexigencia te lleva a sostenerte como puedas, suprimiendo necesidades, ocultando emociones e ignorando malestares. Pero la mente y el cuerpo tienen límites, y es fundamental reconocerlos y respetarlos.
¡Nadie debería vivir bajo la constante sensación de insuficiencia! Si bien muchos de los factores se centran en cómo tu entorno y tus estándares afectan tu salud mental, ¿Qué pasa cuando existe el apoyo pero tú no puedes acceder a él? Un factor bastante subestimado, pero con gran impacto, es la situación socioeconómica de los individuos afectados por trastornos y diagnósticos mentales. No se trata solo de querer o necesitar ayuda, puesto que los recursos disponibles y las barreras financieras determinan si alguien puede acceder o no a ella.
La falta de acceso a materiales y recursos de apoyo psicológico no sólo perpetúan el sufrimiento individual, sino que contribuyen a la creación de estereotipos y a la cronificación de los problemas de salud mental en la población más vulnerable. A lo largo de los años, han habido recursos de baja demanda económica que han sido reemplazados por las redes sociales, las cuales podrían traer más repercusiones positivas a la salud mental y emocional de los jóvenes. Probablemente la mayoría recordamos al diario de vida como el amigo de todos, un refugio, con el que compartimos penas, rabias y alegrías. Escribir ayuda a soltar tus emociones, a ordenar tus pensamientos, a dejar volar tu imaginación, tus sueños y tus deseos. La escritura es una herramienta que en el último tiempo ha ganado relevancia en espacios terapéuticos.
Journal de Salud y Bienestar
Es por esto que, desde el área de Salud y Bienestar de Tremendas lanzamos el Journal, un recurso virtual y gratuito, para todas aquellas personas que quieran desconectarse del mundo y sanar su alma.
El journaling es una práctica que consiste en escribir sobre distintas temáticas, buscando y fomentando el autoconocimiento. Funciona como método para rastrear el pasado, organizar el presente y planificar el futuro.
Este Journal surge desde la motivación de jóvenes, quienes buscan que cada persona que quiera conocer más de sí misma, pueda acceder libremente al material, de manera gratuita, sin importar la edad y en cualquier momento. Este material posee una estructura específica, basada en cinco pilares fundamentales –cuerpo energizado, conexiones sociales, mente clara, sentido propio y clima emocional–, los que abarcan distintas temáticas sobre el día a día. La importancia de este proyecto recae en que toda persona pueda trabajar en ella, de manera cómoda y sin presión, esto con el fin de que todo quien lo utilice pueda potenciar su ser y contribuir positivamente a su crecimiento personal.
¡Juntas potenciaremos a la Tremenda que hay en ti!
Por Camila Naranjo, Lisette Castro y Paz Martínez