Los medios de comunicación han informado sobre los 9 femicidios consumados y 31 frustrados que, según los datos oficiales del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, hay hasta la fecha en Chile. Sin embargo, la cobertura y los datos entregados respecto a estos delitos dependen de la línea editorial de cada medio y, por consecuencia, no es igual en los distintos diarios, canales de televisión o estaciones de radio. Algunos han sido criticados -incluso desde antes de la emergencia sanitaria- por cómo titulan, exponen fotografías, y entregan datos íntimos de las víctimas en los informes de estos crímenes que suceden cada vez más.
Desde que se decretó el confinamiento y la cuarentena obligatoria en distintos sectores del país, los casos de violencia de género aumentaron significativamente. De acuerdo con el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, en 2020 hubo un total de 43 femicidios consumados y 151 frustrados, el número más alto en los últimos ocho años: el estar dentro de casa junto con sus agresores es la realidad que están viviendo muchas chilenas.
Sin embargo, organizaciones feministas consideran que la prensa no transmite estos hechos como lo hacen con temas políticos, económicos e internacionales, pese a tener la misma relevancia. La psicóloga e integrante de la agrupación La Rebelión del Cuerpo, Carolina Aspillaga, afirma que “los medios de comunicación están bastante al debe respecto a cómo abordar todas las temáticas de género. Muchas veces queda relegada frente a otras noticias que no tienen el mismo impacto social”. Además, asevera que otra problemática que se presenta al momento de informar sobre este tópico es la invisibilización y neutralización del victimario, puesto que solo se centran en profundizar los datos de las afectadas.
Una noticia que ejemplifica esta situación es el caso de María Isabel Pavez, quien a sus 22 años fue víctima de femicidio el 23 de diciembre del año pasado. En una nota publicada por Publimetro, se entregaron datos crudos y explícitos relacionados a la muerte de la joven, donde además se expuso el estado de su cuerpo como también la forma en la que fue asesinada.
En este sentido, la socióloga y Directora Ejecutiva de la fundación Tremendas, Rocío Sancha, asegura que la manera en la que se relatan los hechos en los medios afecta directamente a la percepción e interpretación de la realidad, “la consecuencia inmediata en las generaciones que se están formando -y se formaron- con estos escritos en los medios, es que se insertó fuertemente en su constructo de ideas pensar que las víctimas son merecedoras y que los hombres actúan de una forma pasional porque no les quedó de otra”.
Los juicios y reparos hacia los medios debido a cómo tratan los crímenes de género no son algo nuevo. El 10 de marzo de 2016 el diario La Cuarta tituló el femicidio de la joven colombiana Yuliana Aguirre como “El amor y los celos la mataron”. La Presidenta del Colegio de Periodistas de esa época, Javiera Olivares, enfatizó para El Mostrador que “el tratamiento de esta noticia trivializa y hace natural un delito tan grave como el femicidio”. El “sensacionalismo” es un método que es recurrente estos temas, donde se enfatizan las características más atractivas de un acontecimiento con el fin de comercializar.
La periodista, directora de la cátedra Mujeres y Medios UDP y vicepresidenta de la organización ComunidadMujer, Paula Escobar, recalca la importancia de reportear de manera veraz, para que así los medios se responsabilicen por una situación tan urgente como lo son los femicidios. En cuanto a ello, afirma que “lo más importante, es que -la prensa- no revictimice a la víctima y no caigan en la trampa de exponer su vida privada”. Asimismo, Escobar comenta que esto se puede observar con prácticas como “tratar de desacreditar -a la afectada- a través de contar algunos episodios de su vida privada previa, que puedan resultar desfavorables frente a la opinión pública”, informaciones que, de ser entregadas, perjudican y ponen en peligro a las víctimas y sus cercanos.
Escobar considera que la vía para que la comunicación de estos hechos no se vea desfavorecida, es que tengan una cobertura con rigor periodístico, donde lo primordial es indagar lo sucedido para establecer datos o hechos que sean necesarios, y sostiene que “este no es un problema personal, es de crítica pública y un problema social”. De igual forma, asegura que la presunción de inocencia que tienen los juzgados no significa que disminuya la relevancia de lo cometido, sino que debe ser tratado con el valor que merece.