“Mujeres. tienen mentes y almas, además de corazones, tienen ambición y tienen talento además de belleza”- Jo March, “Mujercitas”.
Aunque difícil sea aceptarlo, para el siglo XIX una declaración así hubiera sido merecida de miradas prejuiciosas y gestos de rechazo. ¿Quién hubiera pensado que una mujer podía tener una habilidad brillante para las matemáticas? ¿O tal vez, sostener sólidos puntos de vista dignos de ser mencionados en las más fuertes disputas políticas? A un oligarca de la época, nunca se le hubiera cruzado por la mente. Sólo con tener conocimientos basándonos en las películas que conocemos de ese período como “Mujercitas”, “Orgullo y Prejuicio” o “Jane Eyre”, podemos fijarnos en cómo estaban marcados los roles de género.
Una mujer interesada en las ciencias aplicadas o economía era considerada como una mujer con mente masculina y para ellos no era distinto. Y si pensamos en los estereotipos escritos por nuestra sociedad desde un primer comienzo y dibujamos un cerebro azul y uno rosado no se nos haría difícil asociarnos con actividades de casa o de belleza, no pensaríamos ningún segundo en marcar a la mujer como sumisa y a los hombres con violencia, carácter dominante y asociarlos a la logística.
Lamentablemente estos puntos han sido inculcados en nuestro subconsciente desde que éramos muy chiquitos, desde que a las niñas para navidad su regalo venía envuelto en un papel de florcitas, con un juego de cocina o una barbie. Y como a un niño le regalaban pistolas Nerf y una caja con herramientas de plástico.
Yo sigo teniendo muy presente como en las reuniones familiares hacemos un almuerzo y mi tía, yo, hermanas y primas recogemos la mesa. Puedes creer que es algo mínimo, pero a mí sí me hace reflexionar sobre todo lo que has leído, y si te pones a pensar un poco, es muy probable que te haya pasado a tí también y no te hayas dado cuenta.
Teniendo todas estas situaciones en cuenta, es que me gustaría presentarles el concepto del NEUROSEXISMO, siendo este por definición: cómo la neurociencia destruyó el mito de que los hombres y las mujeres tienen cerebros distintos.
Empezando por cómo nuestro cerebro se desarrolla, es necesario mencionar a su factor primordial, la educación. Pienso que está claro, que si todos fuéramos educados de la misma manera en casa, e incluso tuviésemos las mismas formas de entretenernos, no tendría por qué un hombre o una mujer ser mejor o peor al hacer alguna tarea o desempeñarse en un área.
Respaldando esto, se hizo un experimento con 400 niños por la Universidad de Princeton, New York e Illinois el cual fue publicado por la revista Science, y demostró que tan solo a los 6 años, las niñas empiezan a asociar la genialidad e inteligencia con los niños. ¿Qué querrá darnos como mensaje el experimento? Tal vez nos hace entender que los programas de televisión, películas, juguetes, el mismo colegio, o incluso sus padres pueden estar en cierto sentido “lavándoles el cerebro” respecto a sus propias capacidades intelectuales.
Como dice un artículo de la BBC: “los niños están expuestos a la noción cultural de que la genialidad es una cualidad más probable en los hombres que en las mujeres«. Me parte el corazón que una niña de 6 años pueda creer que naturalmente no es tan inteligente como su amigo, cuando esta niñita debería pensar que lo puede ser absolutamente todo, es pequeña y su imaginación mide kilómetros, no debería por qué limitarse a lo que una sociedad le muestre que o no ser.
Ahora, si hablamos de la fisiología cerebral masculina y femenina, se encuentra que el cerebro femenino está conectado entre ambos hemisferios y tiene más materia blanca, mientras que el masculino está conectado entre el mismo hemisferio y contiene más materia gris. Aún así, esto no explica cómo cada individuo se desarrolla en la pubertad, o cómo es su carácter frente a eventos específicos.
¿Entonces por qué somos tan distintos? Nuestros intereses no son los mismos, y nuestras actitudes tampoco. Aquí es cuando el neurosexismo se convierte en el protagonista, señalando con una varilla que la diferencia entre la mujer y el hombre no viene de una noción física evolutiva, si no de nuestra cultura que lo contamina.
El New York Film Academy determinó que la razón de hombres a mujeres trabajando en la industria cinematográfica es de 5:1, y que las top 10 de actrices de Hollywood hacen hasta 300 millones de dólares al año menos que los top 10 actores masculinos.
Según el World Bank Gender Data Portal, hay aproximadamente 200 millones de empresas en el mundo, ya sean pequeñas, medianas o globales, donde ⅓ de ellas están bajo el mandato femenino y ⅔ por el masculino. Si sé, el número se ve algo insignificante en fracciones, pero ¿Se ve insignificante 133 millones de empresas contra 76 millones? (Valor aproximado).
Si el neurosexismo ya demostró que nuestros cerebros no son distintos y que nuestras capacidades tampoco, ¿Por qué la sociedad permite que se mantengan estas estadísticas?
Sonará pesimista desde mi posición, pero nos tomará harto tiempo ver pequeños cambios.El neurosexismo desacredita muchísimos mitos del género y aún así es muy poco hablado. Si quieres hacer un cambio, reflexionar acerca de lo que te acabo de contar, o quisieras tal vez informar a más personas sobre este concepto, ¡Te invito a investigar sobre el tema! Recuerda que eres una persona valiosa y que las palabras de otras personas no deberían influir en tu pensar. Eres adorad@ por muchos y tu opinión siempre va a importar, tú puedes. Tal como TremendasCL dijo una vez, “Mi género no determina mi capacidad de trabajo”.