“Media naranja”, “Quien te quiere te aporrea”, “Los que pelean se aman” son un claro ejemplo de un sin fin de conductas y estereotipos que se han impuesto como correctos en nuestras formas de amar. Crecemos con esta idea de ser salvadas por un príncipe azul o tener un amor invencible capaz de tolerar todo, pensamientos establecidos en nuestra sociedad por la industria cultural, comercial y el patriarcado, los que reafirman la existencia de una pareja como sinónimo no sólo de complemento, sino de subsistencia.
Es así como el amor romántico, según Fundación Prodemu, se forma como un “modelo de conducta amorosa que determina la significancia del sentimiento”. De esta forma, existe la idea de pertenencia y la validación de los celos como muestra de cariño, convirtiendo a la experiencia amorosa en algo tortuoso, que potencia este tipo de conductas a través de la culpa, sumisión y manipulación.
“¿Quién te va a querer como yo?”
El amor romántico conlleva un sin fin de prácticas en nuestras relaciones, como una percepción negativa frente a la soltería o separación, la idea de poder sobre un otro y los roles de género, donde la exigencias y la subordinación de conductas se ve sumamente impuesta en las mujeres.
Frases como: “Sin mí no eres nadie” desvalidan la idea de que como personas ya somos completos. El amor es un sentimiento que nos reconforta, no que nos posee, exige y daña. Además, no reconoce que tiene múltiples formas de expresión, reduciéndolo a la heteronormatividad y monogamia.
Las reiteraciones de estas conductas forman hechos de violencia que en la cotidianeidad se normalizan. Según la “Encuesta desmitificación del amor romántico y violencia invisible” de Prodemu, 3 de 4 mujeres ha experimentado estas situaciones de violencia encubierta en sus relaciones de pareja, y mientras mayor la idealización a este tipo de amor, estas conductas son menos declaradas.
Es por esto que este 14 de febrero es necesario cuestionar aquellas prácticas o fantasías que hemos impuesto bajo el nombre de “amor”, así como repensar nuestros actos, y los del resto, para forjar relaciones sanas. Que vivir este sentimiento sea sinónimo de crecimiento, compañia, paz, y no de pesar. Que no se te olvide que hay muchas formas de amar, entre ellas la que comienza por ti.
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